Los días pasan y no encuentro tiempo para contaros
cómo me fue en la Feria del libro de Madrid. Así que he decidido que va a ser
hoy, porque, o robo tiempo a algo o a alguien o nunca volveré a escribir nada
en el blog (risas).
Prometo que seré breve, no daré detalles y no contaré todo
lo que hice ni nombraré a todos con quienes estuve (risas)
Llegué a Madrid el jueves día 7, a primera hora de la
mañana, y ya en el aeropuerto me esperaba un taxista adorable que me llevó a una
emisora de radio (no voy a nombrar a
ninguna porque no las recuerdo a todas), a mi primera entrevista de la jornada.
Y a partir de ahí ya no paré hasta el sábado… Bueno. Paré para dormir un poco (risas)
Si tuviera que deciros con qué entrevista disfruté más,
no sabría por cuál decidirme, porque os aseguro que en todas ellas me encontré
con grandes profesionales y mejores personas, especialistas en hacer fácil lo
difícil.
Entre todo el ir y venir de entrevistas, ese jueves
por la tarde disfrutamos de un encuentro con blogueras y y Webmaster en un
lugar precioso, de aire dulce y romántico, como en los cuentos, en el que nos
sirvieron una deliciosa merienda también digna de cuento. Todo perfecto, sobre
todo esas maravillosas mujeres que me hicieron el honor de acompañarme para
hablar de muchas cosas, pero principalmente de Donde siempre es otoño.
El viernes comenzó de nuevo con entrevistas, algunas
en el propio hotel y otras de nuevo en emisoras de radio. Y, por la tarde,
firmé en la caseta de Planeta. Fue emocionante encontrarme con lectores a
quienes ya conozco de otras ocasiones y también conocer a otros nuevos, incluso
a los que se llevaban mi novela sin saber nada de mí ni haber leído las anteriores. Me encantó,
porque de nuevo hice otro montón de nuevos amigos.
Por la noche asistí al cóctel de Planeta, en ese
edificio maravilloso y en esa terraza que parece volar sobre un Madrid dorado por efecto de las luces. Muchos escritores conocidos, muchos famosos, y muchos especiales,
cariñosos y cercanos que me acompañaron durante toda la velada.
Y el sábado de nuevo firmé en la Feria, en la caseta
Pueblos y Culturas que dirigieron dos maravillosas mujeres que me han dejado un
hondo recuerdo. Y, si el día anterior me encontré con muchos lectores, ese
sábado ya fue agotadoramente perfecto. Llegué justito a las 12, cumpliendo con
el horario, pues antes quise pasar a saludar a mi buena amiga y gran escritora
Nieves Hidalgo, pues por segundo día consecutivo firmábamos a la misma hora y
no quería volver a casa sin haberla visto. Así que, a las 12, cuando llegué a
la caseta con mi botella de agua, ya me esperaban los primeros lectores. ¡Y yo
encantada! Porque, en un día de calor asfixiante, en el que durante más de dos
horas no tuve tiempo ni para girar el tapón de la botella y tomar un sorbito, el calor de verdad estuvo
en todos vosotros que me pedisteis mi firma y a cambio me distéis una sonrisa y
un abrazo de oso, de esos que te envuelven entera. Me gustó veros y hablar con
vosotros, y nunca, un estado de agotamiento, me ha parecido tan delicioso como
ese.
Después llegó la comida con unas lectoras muy
especiales que, además de su grata y animosa compañía, me hicieron otros
regalos preciosos que conservaré siempre… y que usaré también siempre. Fueron
unas horas estupendas. Gracias, preciosas. Y lo de preciosas jamás ha sido tan
apropiado como en esta ocasión.
Por la tarde volví a la Feria, con unas amigas, lectoras
y escritoras, compañeras todas ellas de la Web Autoras en la sombra, en la que
me pierdo de vez en cuando desde hace muchos años, antes incluso de saber que
iba a intentar publicar. Y entonces sí tuve tiempo para encontrarme con más
amigas, en su mayoría escritor@s a las que no pude saludar antes porque
coincidíamos en los horarios de firmas: la chispeante Megan Maxwell, que es tan
«Chik Lit cañí» como sus novelas. Olivia Ardey, cuya forma de escribir me
enamoró aun antes de que publicara su primer libro, de vaqueros. La tierna,
noble y mujer excepcional Noelia Amarillo, que escribe erótica como nadie, y que
si a pesar de eso quitas las escenas calentitas a sus novelas, sigue
quedando una historia magnífica que funciona por sí misma y que te llega al
alma. Y muchas más, queridas todas ellas, como Pilar Cabero, Ana Iturgaiz,
Lucía de Vicente, Ana R Vivó, Bela Marbel, MD Nika, Patricia Sutherland, Monty
Brox, T.C. Ferry, Mar Carrión, Moruena
Estringana… Y más que ahora mismo no recuerdo. Perdonarme, pero creo que es el cansancio que aún no
termino de quitarme de encima.
Y el día terminó perfecto, con una cena en compañía de esas amigas,
lectoras y escritoras, compañeras de Autoras en la sombra, y después hablando con
la maravillosa Ana Iturgaiz hasta que nos cerraron la cafetería del hotel y
tuvimos que resignarnos a ir a dormir.
Dejo sin nombrar cosas. Muchas cosas y a muchas personas
maravillosas a las que quiero. Pero contarlo todo sería muy largo y pesado, y
seguro que no me lo ibais a perdonar (risas)
Pero no puedo terminar sin dar las gracias a personas muy
especiales, todas ellas del grupo Planeta (ellos saben quienes son), que me
condujeron por todo ese lío de encuentros y entrevistas, que me hicieron las
cosas fáciles, que me brindaron su apoyo y su cariño, y que hasta el trabajo
duro lo convirtieron en algo especial que guardaré siempre en mi recuerdo.
Y a vosotros, que sois una parte muy importante de
todo esto. En realidad, sois la otra mitad, porque yo solo escribo las
historias. Vosotros les dais vida y las volvéis mágicas cuando las leéis.
¡Gracias!