Una tarde perfecta y emocionante

¿Puede, un acto muy profesional, perfectamente organizado, resultar acogedor, íntimo y entrañable?

Sí. Sí que puede, porque eso fue la presentación de Antes y después de odiarte, ayer, en la Librería Tintas.

Ellos, los hombres y mujeres que componen la Librería Tintas, la de Alameda de San Mamés, pusieron trabajo —muchísimo trabajo—, y su ilusión en recibirnos a todos y en que todo resultara perfecto. Y lo fue. Fue perfecto hasta en el más ínfimo detalle. ¡Con deciros que hasta hubo deliciosas pastas y que las bandejas volvían a llenarse en cuanto comenzaban a quedarse vacías!

Mi querida amiga, y gran escritora, Pilar Cabero, se sentó a mi lado ante una mesa con ejemplares de mis dos novelas, cuidadosamente colocados, para hacer una presentación de Antes y después de odiarte que yo le agradezco en el alma. Después hablé yo un poco. Poco, porque aunque soy muy tímida y me cuesta comenzar, soy peligrosa una vez que arranco. Se puede decir que ni a Pilar ni a mí es necesario tirarnos de la lengua. Tan solo con que nos dejen recuperarnos de los primeros cinco minutos de nervios, hablamos hasta por los codos. Por eso, cuando los que estaban sentados ante nosotros, y de pié al fondo, comenzaron a hacer preguntas, todo fue sobre ruedas. Además, todos ellos hicieron que nos sintiéramos entre amigos. Porque lo estábamos.

Hablamos de muchas cosas: de la novela romántica, de los hombres reales y de los de papel y tinta. De los personajes masculinos, imperfectos pero intensos como los denominó una cariñosa lectora, y yo estuve de acuerdo. De mi método para escribir o documentarme. De mi próxima novela… Hablamos de todo lo que se nos ocurrió, porque, como os he dicho, fue una reunión de amigos que charlan y ríen. También ellos me contaron cosas sobre sí mismos mientras firmaba sus libros, o incluso antes de que comenzara todo, y eso me encantó. Me hizo sentir como si los conociera de siempre. De todos y cada uno me quedé con un pedacito de su historia, y con grandes ganas de volver a verlos para seguir charlando.

No me puedo olvidar de los hombres maravillosos, que fueron bastantes. Creo que debemos dejar de preguntarnos si los hombres tienen la sensibilidad suficiente para leer romántica. La tienen, y cada vez son más a los que no les importa reconocerlo, o incluso ir a una presentación, como la de ayer, y guardar turno para que la autora romántica les firme su libro. No tenemos la exclusividad de la sensibilidad ni del romanticismo, gracias a Dios.

Además de todos esos nuevos amigos que hice ayer, estuvieron arropándome amigas del alma, y personas muy cercanas a mi corazón. En realidad, algunos son dueños directos de mi corazón. No voy a enumerar a ninguno, porque todos ellos lo saben. Pero sí quiero dar las gracias a todos quienes se acercaron a acompañarme en una tarde tan especial. Lluviosa, como esas que le gustan a Ane y que empapan a Mikel cuando la acecha. Todo fue perfecto. Hasta esa lluvia que mojaba las calles de Bilbao mientras nosotros nos refugiábamos en la zona de la librería donde forman esquina la novela romántica y la novela negra.

GRACIAS a todos por vuestra compañía. Espero volver a veros. No imagináis la cantidad de cariño que me llevé ayer conmigo ♥